Hoy discutiremos cómo la Dirección Principal de Inteligencia Militar y el Servicio de Seguridad de Ucrania han reivindicado recientemente operaciones de liquidación de alto perfil dirigidas a figuras clave en el esfuerzo de guerra ruso. Estas operaciones, realizadas en las profundidades del territorio enemigo, demuestran la capacidad de Ucrania para atacar con precisión e intención, socavando la infraestructura militar y la moral de Rusia.

La operación más notable reciente tuvo lugar en Moscú, donde agentes del Servicio de Seguridad presuntamente asesinaron al Teniente General Igor Kirilov, jefe de las fuerzas de defensa radiológica, química y biológica de Rusia. Según informes, Kirilov y su asistente murieron cuando un artefacto explosivo oculto en un patinete eléctrico detonó al salir de un edificio. Este ataque de alto perfil es significativo por múltiples razones.

Kirillov desempeñó un papel central supervisando el uso de armas químicas y en operaciones de información sobre presuntas actividades químicas de Ucrania y la OTAN. Según varias fuentes, bajo su mando, las fuerzas rusas llevaron a cabo más de 4,800 ataques químicos en Ucrania. Su eliminación envía un mensaje claro y disuade a otros de participar en la guerra.

Este ataque, ejecutado en el corazón de la capital rusa, no solo eliminó a una figura militar clave, sino que también destacó la vulnerabilidad de los aparatos de seguridad rusos, debilitando la percepción de invulnerabilidad dentro de las propias fronteras de Rusia.

Días antes, agentes de la Dirección Principal de Inteligencia Militar de Ucrania supuestamente eliminaron a Mikhail Shatsky, Subdirector General y Jefe del buró de diseño “Mars” de Rosatom, en Kotelniki, Óblast de Moscú. Shatsky fue una figura crucial en la modernización de los misiles de crucero Kh-59 rusos a variantes más avanzadas Kh-69 e integrando inteligencia artificial en drones y sistemas aeroespaciales.

Atacar a Shatsky interrumpió avances críticos en tecnologías rusas de misiles y drones, utilizadas diariamente para atacar principalmente ciudades ucranianas e infraestructura civil. Esta operación golpeó el núcleo de los esfuerzos de Rusia por modernizar su arsenal, obstaculizando directamente su capacidad de sostener una agresión prolongada contra Ucrania.

En Donetsk, el jefe de la colonia de prisioneros de guerra de Olenivka, Sergey Yevsiukov, tuvo un final igualmente calculado. Imágenes de vigilancia mostraron a un individuo no identificado colocando un artefacto explosivo improvisado en su automóvil. A la mañana siguiente, este detonó cuando el objetivo intentó encender el vehículo.

La colonia de Olenivka es infame por su brutal tratamiento de prisioneros de guerra ucranianos, incluido un devastador ataque que mató a decenas de soldados capturados cuando, según informes, se bombardeó uno de los bloques de dormitorios de la prisión, culpando luego a las fuerzas armadas ucranianas. Esta operación simbolizó una retribución por estos crímenes de guerra y sirvió como advertencia para otros cómplices de atrocidades similares.

Estas liquidaciones siguen un patrón claro: apuntan a individuos cuyas funciones son fundamentales para la maquinaria de guerra rusa. Ya sea socavando capacidades militares, interrumpiendo avances tecnológicos o exigiendo justicia por crímenes de guerra, estas operaciones ofrecen beneficios estratégicos inmediatos y a largo plazo. Primero, dañan directamente la capacidad de Rusia para librar la guerra eliminando a personal clave. Segundo, imponen presión psicológica, obligando a los funcionarios rusos a enfrentar la realidad de que no están seguros, ni siquiera en la retaguardia más profunda. Por último, estos ataques interrumpen la narrativa de control y fortaleza de Rusia, sembrando dudas entre su liderazgo y población.

En general, combinando precisión, simbolismo e intención estratégica, las operaciones de inteligencia de Ucrania no son solo actos de represalia, sino movimientos calculados para erosionar la capacidad de Rusia. Representan una clase magistral en guerra asimétrica, mezclando precisión táctica, resonancia simbólica y previsión estratégica. Estas operaciones sirven como un recordatorio de que Ucrania no solo defiende su soberanía, sino que también moldea activamente el campo de batalla de maneras que disminuyen la capacidad de Rusia de sostener su guerra. Aprovechando estas operaciones, Ucrania continúa inclinando la balanza a su favor, demostrando resiliencia, ingenio y un compromiso persistente con la victoria.

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