Hoy llegan noticias interesantes desde la dirección de Kursk.
Aquí, el ejército ruso, reforzado por tropas norcoreanas, intentó un audaz asalto para eliminar un puente estratégico ucraniano al este del río Psel. Este movimiento desató una serie de intensas batallas y reveló hasta qué punto los rusos están dispuestos a llegar para mantener en secreto la implicación norcoreana y atribuirse el mérito de sus victorias.

El objetivo ruso, respaldado por tropas norcoreanas, en este sector del saliente de Kursk era claro: neutralizar la presencia ucraniana al este del río Psel, que representa una amenaza significativa para sus operaciones. Este movimiento estratégico busca evitar una posible penetración ucraniana hacia Borki y, potencialmente, hacia Giri, un avance que los ucranianos ya lograron al inicio de la ofensiva en Kursk. Una repetición de esta maniobra podría interrumpir las operaciones rusas en todo el saliente, obligándolos a redistribuir tropas y recursos a este sector y alejándolos de sus esfuerzos en el noroeste.

La posición clave aquí era Plekhovo, defendida solo por un pequeño contingente ucraniano debido a su ubicación en tierras bajas y las desventajas logísticas asociadas, al estar separada del resto del saliente de Kursk por el río Psel. Aprovechando estas vulnerabilidades, las tropas norcoreanas avanzaron a través de campos minados y, según informes, lograron una ruptura al tomar la aldea en una operación altamente desgastante que duró dos horas. Imágenes geolocalizadas de la región confirman las enormes columnas de tropas norcoreanas avanzando para lograr su primer éxito en la zona. A pesar de esto, surgieron tensiones rápidamente cuando las fuerzas rusas buscaron formas de atribuirse el mérito de la victoria después de que los informes iniciales sugirieran que las unidades rusas solo entraron en Plekhovo una vez que los norcoreanos la habían asegurado.

En un giro brutal, informes de inteligencia ucraniana y del presidente Volodymyr Zelensky indican que las fuerzas rusas comenzaron a quemar los rostros de soldados norcoreanos fallecidos para ocultar sus identidades. Este macabro acto, confirmado por imágenes de drones, subraya el esfuerzo ruso por ocultar la presencia de tropas extranjeras en su territorio y evitar reconocer su dependencia de las fuerzas norcoreanas para recuperar su propio terreno. Además, funcionarios ucranianos han alegado que soldados norcoreanos están siendo disfrazados como personal ruso, destacando los desesperados intentos del Kremlin por mantener la fachada de autosuficiencia.

Tras la captura de Plekhovo, las fuerzas rusas intentaron capitalizar su impulso y lograr una victoria propagandística avanzando hacia Oleksandriya y territorio ucraniano, ya que la televisión estatal rusa fue rápida en reclamar un éxito. Desafortunadamente para los rusos, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania frustraron este intento con ataques precisos de drones y tácticas de emboscada, obligando a los saboteadores rusos a retirarse a su propio territorio. Sin embargo, las unidades ucranianas decidieron que esto no era suficiente. Persiguieron a quienes cruzaron la frontera y eliminaron tanto a ellos como al resto de las fuerzas enemigas, asestando un golpe rápido a las aspiraciones rusas de nuevos avances y arruinando el efecto propagandístico deseado.

Indiferentes al fracaso, los comandantes rusos decidieron una vez más confiar en las tropas norcoreanas, esta vez desplegándolas en un asalto de alto riesgo para cruzar el río en Kurilovka. Sin las ventajas tácticas presentes en Plekhovo y obligados a avanzar sin cobertura, las fuerzas norcoreanas fueron diezmadas por operadores de drones ucranianos mientras intentaban cruzar el río. Las consecuencias del fallido asalto dejaron el agua cubierta con los cuerpos de soldados norcoreanos, marcando otro fracaso devastador para ellos en la región.

En general, la continua dependencia de Rusia en las tropas norcoreanas evidencia un patrón de tácticas de desgaste y cuestionables decisiones estratégicas. A pesar de su éxito inicial cerca de Plekhovo, los norcoreanos han sufrido pérdidas asombrosas, con inteligencia ucraniana estimando más de 220 bajas en solo unos días de combate. Estas enormes pérdidas, combinadas con los esfuerzos rusos por ocultar su presencia, pintan un panorama sombrío de la explotación de los combatientes norcoreanos en la guerra. La dependencia del Kremlin de las tropas norcoreanas subraya los desafíos que enfrenta para sostener sus operaciones. Aunque estas tropas brindan apoyo numérico, su falta de experiencia en combate y el trato brutal que reciben de sus homólogos rusos limitan su eficacia. En última instancia, el despliegue de fuerzas norcoreanas es un intento desesperado de reforzar la tambaleante campaña rusa en Kursk, exponiendo las profundas vulnerabilidades logísticas y estratégicas de Moscú.


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