Long Neptune: Un cambio de juego para la estrategia de defensa de Ucrania

En esta actualización estratégica, discutiremos la necesidad de que Ucrania desarrolle y produzca localmente sus propios misiles de largo alcance, y cómo la adaptación del misil antibuque R-360 Neptune ha resuelto este desafío. Analizaremos cómo esta nueva variante puede convertirse en el arma principal tierra-tierra del arsenal ucraniano y revisaremos las capacidades principales de este poderoso sistema de armas.

El misil R-360 Neptune es un arma fabricada en Ucrania, inspirada en el misil ruso Kh-35. Fue encargado inicialmente en 2010 a la empresa con sede en Kiev "LUCH Design Bureau" como un misil antibuque subsónico. Varias empresas ucranianas contribuyeron a su desarrollo, incluyendo Motor Sich, proveedor de motores para los aviones Antonov, y el mencionado LUCH Design Bureau, conocido por producir el sistema antitanque Stugna-P, que ha destruido numerosos tanques rusos. Tras varios retrasos, el Neptune fue finalmente introducido en servicio en 2021, ganando atención mundial el 13 de abril de 2022, cuando fue responsable del hundimiento del Moskva, el buque insignia de la Flota del Mar Negro de Rusia. Este evento marcó la pérdida del mayor buque de guerra desde la Segunda Guerra Mundial.

Desde el inicio de la guerra en 2022, diversos informes han señalado que el misil Neptune ha sido actualizado para convertirse en un misil tierra-tierra, con mejoras en alcance, carga útil y sistemas de navegación. Esta nueva versión, apodada informalmente "Long Neptune", ha sido atribuida a varios ataques exitosos en 2024 contra objetivos rusos. Estos incluyen un depósito de combustible y una instalación de drones Shahed en la región de Krasnodar, así como una batería antiaérea S-400 en el cabo Tarkhankut, Crimea.

El Long Neptune ha extendido su alcance de 300 a 400 kilómetros y su carga útil ha aumentado de 150 a 350 kilogramos, lo que incrementa significativamente su poder destructivo. Los sistemas de navegación mejorados ahora incorporan tecnologías modernas de posicionamiento satelital e inercial, mejorando sus capacidades de navegación y puntería, y haciéndolos menos vulnerables a las contramedidas electrónicas rusas. Diseñado inicialmente para ser lanzado desde vehículos terrestres, se está desarrollando una variante aérea que podrá ser desplegada desde aviones de combate como el Su-24.

Recientemente, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky anunció que el Neptune modificado está ahora en producción masiva, con 100 unidades previstas para finales de 2024 y un pedido de 3.000 misiles para 2025. Este desarrollo significativo y el esfuerzo de inversión subrayan la importancia crítica de esta arma dentro de la estrategia global de Ucrania por varias razones:

En primer lugar, el Long Neptune permite a Ucrania atacar objetivos estratégicos de alto valor en el interior del territorio ruso, reduciendo su dependencia de misiles de largo alcance suministrados por Occidente. La capacidad de producir estas armas localmente en gran escala permite a Ucrania atacar de forma independiente centros de mando, depósitos de municiones, bases aéreas, nodos de telecomunicaciones e infraestructura ferroviaria y de transporte, lo que a menudo ralentiza los esfuerzos militares rusos y perturba su logística.

En segundo lugar, el Long Neptune mejorado posiciona a la industria militar ucraniana como un actor global en el desarrollo de armas avanzadas. Países como Rumanía y Estonia ya han expresado interés en co-desarrollar y adquirir variantes futuras del Neptune, motivados por su deseo de proteger sus intereses en las costas del Mar Negro y del Báltico.

Por último, junto con otras armas de largo alcance suministradas por Occidente, el Long Neptune complementa y amplía el alcance de las capacidades ucranianas, mejorando la tasa de éxito de sus ataques. Las capacidades de defensa aérea rusa están gravemente sobrecargadas, ya que intentan cubrir tanto la línea de frente como los activos estratégicos en la retaguardia.

En resumen, el éxito del misil Long Neptune representa un pilar del desarrollo de la industria de defensa ucraniana. Al invertir significativamente en este proyecto y aumentar la producción, Ucrania busca establecer una fuerza disuasoria formidable, mejorar sus capacidades estratégicas de ataque profundo, reducir su dependencia de la ayuda extranjera y demostrar su destreza tecnológica.

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