Hoy, hay noticias interesantes desde la Federación Rusa.
Aquí, Ucrania ha intensificado su campaña de ataques estratégicos con una serie masiva de ataques de drones de precisión contra infraestructuras petroleras críticas en Rusia, provocando incendios de gran magnitud que ardieron durante días y demostrando su creciente capacidad para golpear profundamente detrás de las líneas enemigas. Estos ataques no solo sabotean los esfuerzos bélicos rusos al paralizar el suministro de combustible para sus fuerzas terrestres y aéreas, sino que también asestan un duro golpe a los ingresos por exportaciones de petróleo, lo que hace cada vez más difícil para los rusos sostener su esfuerzo de guerra.
El primero de estos devastadores ataques tuvo como objetivo el depósito de petróleo Lisinskaya, cerca de Vorónezh. Este ataque es particularmente significativo porque el depósito almacenaba combustible destinado específicamente al ejército ruso. Funcionarios locales afirmaron haber interceptado 10 drones ucranianos, pero al menos tres lograron evadir las defensas aéreas rusas y alcanzaron directamente varios tanques de almacenamiento de combustible, desatando un incendio que sigue ardiendo días después.
A pesar de los esfuerzos rusos por proteger el depósito con redes de seguridad diseñadas para evitar ataques con drones, los ucranianos lograron atravesarlas con varios drones golpeando el mismo objetivo y superando esta defensa, causando una destrucción generalizada. Informes indican que los servicios de emergencia rusos han tenido dificultades para contener el incendio debido a la falta de hidrantes cercanos, lo que ha agravado aún más los daños mientras intentaban sofocar las llamas con camiones cisterna.
Con el segundo ataque, drones ucranianos alcanzaron un depósito de petróleo y una fábrica en Lyudinovo, en la región de Kaluga. La instalación objetivo, que forma parte de la red Kaluganefetprodukt, es un centro logístico clave para las fuerzas rusas que operan en Ucrania. Las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, en coordinación con unidades de drones, lograron nuevamente infligir graves daños a pesar de las defensas rusas contra drones.
Un impacto directo en una instalación de este tipo reduce aún más la capacidad de Rusia para sostener a sus unidades en el frente. Los depósitos de combustible como este son cruciales para mantener operativas las líneas de suministro y, a medida que Ucrania sigue atacándolos, las fuerzas rusas tendrán cada vez más dificultades para mantener su ritmo de ofensivas, ya que estos centros logísticos dejan de funcionar sin capacidad de almacenamiento de combustible.
El tercer ataque de alto perfil ocurrió en la región de Tula, donde un gran depósito de petróleo con 58 tanques de combustible fue alcanzado. Imágenes publicadas por residentes locales muestran que el incendio resultante fue tan masivo que podía verse a kilómetros de distancia. La magnitud de la destrucción sugiere un ataque de precisión contra instalaciones clave de almacenamiento, agotando aún más las reservas rusas. La pérdida de puntos de suministro tan vitales significa que las unidades mecanizadas rusas enfrentarán serios problemas de abastecimiento de combustible, lo que afectará directamente su capacidad para llevar a cabo ofensivas a gran escala. A medida que Ucrania sigue debilitando la infraestructura logística rusa, ataques como este reducen significativamente el ritmo operativo del enemigo.
Más allá de los depósitos de combustible, las fuerzas ucranianas también lograron destruir un sistema de radar multifuncional Nebo-SVU en la región de Jersón. Este avanzado radar, operado por el 49.º Ejército ruso, estaba diseñado para detectar y rastrear amenazas aéreas a larga distancia. Drones ucranianos ejecutaron un ataque preciso, dejando el sistema completamente inoperativo, como muestran las imágenes publicadas tras la destrucción.
Este ataque es especialmente significativo porque solo se fabricaron 10 radares Nebo-SVU en total, y varios ya han sido destruidos en operaciones ucranianas previas. Con cada radar perdido, la capacidad de Rusia para detectar e interceptar amenazas aéreas se debilita, permitiendo a Ucrania llevar a cabo ataques aún más devastadores con cielos despejados y un menor riesgo de interceptación.
En general, la última oleada de ataques de Ucrania subraya la creciente eficacia de sus capacidades de ataque en profundidad. Al apuntar sistemáticamente a la infraestructura de combustible y a los sistemas de defensa aérea rusos, Ucrania está logrando múltiples objetivos estratégicos: degradar las operaciones militares rusas debido a la escasez de combustible, debilitar las fuentes de ingresos de Rusia, ya que las exportaciones de petróleo son clave para financiar su esfuerzo bélico, y despejar los cielos para futuros ataques al destruir sistemas de radar insustituibles. A medida que estos ataques continúan, Rusia enfrenta un desafío cada vez mayor para mantener tanto sus ofensivas en el frente como su capacidad para financiar la invasión en curso, con los ingresos mensuales por exportaciones de combustibles fósiles cayendo mes a mes, alcanzando un punto mínimo en noviembre del año pasado, con una disminución del 21 % en comparación con noviembre de 2023.
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