Hoy hay muchas actualizaciones interesantes desde la dirección de Kurakhove.
Aquí, en su implacable esfuerzo por avanzar en Kurakhove, los generales rusos han impuesto una estrategia de asaltos incesantes, sin importar el devastador costo humano. Este enfoque brutal ha alcanzado su punto de ebullición y finalmente ha destrozado la moral de las tropas rusas, lo que ha llevado a deserciones masivas que ahora se están propagando incontrolablemente por toda la región.

Dado que Kurakhove ha demostrado ser un lugar difícil para lograr una penetración, las fuerzas rusas han intensificado su enfoque en una operación de flanqueo dirigida al acceso sur de Kurakhove. Utilizando la aldea de Dalne como base de operaciones, los comandantes rusos han ideado un plan que implica asaltos mecanizados a nivel de pelotón, generalmente con tres o cuatro vehículos blindados BTR o BMP. Estos vehículos transportan tropas de asalto a las líneas de árboles consideradas tácticamente significativas antes de avanzar hacia Kurakhove. El objetivo declarado es asegurar estas posiciones y crear condiciones para un semi-cerco de Kurakhove desde el sur y el este. Sin embargo, la realidad en el terreno pinta un cuadro de caos y desesperación en lugar de una estrategia coherente.

Los asaltos demuestran un flagrante desprecio por la vida humana. Imágenes de combate muestran a las fuerzas rusas siendo enviadas repetidamente a través de campos abiertos plagados de minas terrestres. En una secuencia, un BMP choca contra una mina antitanque, lo que inhabilita el vehículo y obliga a sus ocupantes a desembarcar en una trampa mortal. Expuestos y desorganizados, los soldados desembarcados buscan desesperadamente cobertura solo para enfrentarse a ataques incesantes de drones ucranianos, que lanzan granadas con precisión letal. Los sobrevivientes a menudo buscan refugio en las líneas de árboles cercanas, pero estas áreas están bajo constante vigilancia de drones y son rápidamente atacadas por equipos de demolición ucranianos.
Estos asaltos inútiles subrayan la ausencia de un objetivo operativo racional. Los generales rusos parecen priorizar avanzar a cualquier costo, a pesar de la abrumadora evidencia de que tales esfuerzos están condenados. Las líneas de árboles que las fuerzas rusas intentan asegurar no ofrecen un valor táctico sustancial más allá de ser el siguiente objetivo arbitrario. Las fuerzas ucranianas, reconociendo esta irracionalidad, han minimizado estratégicamente su presencia en estas áreas, confiando en cambio en drones, minas y artillería para infligir un alto costo sin participar en enfrentamientos directos costosos.

Incluso cuando las fuerzas rusas intentan adaptarse, sus esfuerzos rozan lo absurdo. Frustrados por su incapacidad para progresar, los comandantes rusos ordenaron una operación anfibia a través del embalse de Kurakhove, suponiendo que las posiciones ucranianas a lo largo de la costa estaban ligeramente defendidas. Soldados equipados con botes de goma se prepararon para el cruce bajo la cobertura de la oscuridad. Sin embargo, drones ucranianos con imágenes térmicas detectaron al grupo mientras se reunía, y ataques de precisión obliteraron la fuerza de asalto antes de que pudiera siquiera lanzarse. La operación, como tantas otras, fracasó antes de comenzar, dejando montones de cuerpos y equipos destrozados como único resultado.
Este ciclo de ataques desesperados ha devastado la moral rusa. Los soldados en el terreno son muy conscientes de la inutilidad de sus misiones. Los sobrevivientes relatan haber sido enviados a "asaltos de carne" sin posibilidad significativa de éxito, solo para ser masacrados por minas, drones y artillería. Los Distritos Militares del Sur y del Este de Rusia, responsables de la dirección de Kurakhove, han sufrido deserciones masivas, con informes de miles de soldados abandonando sus puestos solo en esta región. Las entrevistas con desertores revelan un sentimiento compartido de desesperanza y traición: muchos se quejan de promesas incumplidas de pago, ser enviados al combate mientras estaban enfermos y la indiferencia general de sus comandantes hacia su supervivencia.

Las deserciones han creado un efecto cascada, debilitando aún más la capacidad rusa para sostener los asaltos. Con menos tropas disponibles y las fuerzas restantes desmoralizadas, la intensidad de los ataques rusos ha disminuido significativamente. Las fuerzas ucranianas, mientras tanto, han capitalizado este colapso, estabilizando las líneas del frente y continuando infligiendo fuertes pérdidas a las unidades rusas desorganizadas.

En general, la situación en Kurakhove ejemplifica el mayor fracaso estratégico del mando militar ruso. El enfoque obsesivo en avanzar a cualquier costo, combinado con un desprecio insensible por las vidas de sus propios soldados, ha hecho que sus operaciones sean no solo ineficaces sino contraproducentes. A medida que las fuerzas rusas se desangran en ataques sin sentido, la ofensiva rusa está alcanzando su punto de culminación cada hora.
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