Hoy discutiremos en detalle las tácticas de pequeñas unidades de infantería, a menudo erróneamente denominadas innovadoras en los informes militares, cómo el Grupo Wagner las debutó durante las batallas por Bakhmut y cómo todavía se utilizan en la actualidad, en el contexto de la batalla por Pokrovsk.
Este enfoque enfatiza el uso de infantería desechable en una serie de escaramuzas en lugar de los tradicionales asaltos masivos concentrados. Sus orígenes se encuentran en el entorno de alta intensidad y recursos limitados de Bakhmut, donde los mercenarios de Wagner se adaptaron para superar las defensas ucranianas con equipo limitado y mano de obra altamente prescindible.
Las tácticas rusas implican el uso de pelotones desechables formados por conscriptos, prisioneros o civiles mal entrenados, que a su vez se dividen en pequeños equipos de fuego de 2 a 5 soldados. Avanzan en oleadas, explotando el terreno para cubrirse, excavando nuevas posiciones y reduciendo de forma incremental el espacio muerto o zona gris entre las posiciones rusas y ucranianas.
Cada oleada rusa tiene un propósito estrecho: involucrar a los defensores, revelar las posiciones de fuego ucranianas y aplicar presión implacable. A pesar de las altas bajas, los soldados rusos se ven obligados a avanzar, a menudo soportando condiciones espantosas rodeados de compañeros caídos durante semanas. Los soldados que aún pueden caminar siguen adelante, incluso estando heridos, mientras que los que están inmóviles se resisten bajo el miedo a ser ejecutados por retirarse. Esta brutal disciplina prolonga la efectividad del asalto, pero a un costo humano y psicológico enorme para los atacantes. El objetivo principal es agotar a los defensores ucranianos, agotar municiones y estirar las líneas defensivas, allanando el camino para un avance gradual o oportunidades para un quiebre más decisivo.
La adopción de tácticas de pequeñas unidades de infantería es en gran parte una respuesta a las realidades del campo de batalla que han hecho ineficaces las operaciones tradicionales de armas combinadas. La artillería ucraniana, los ataques de precisión y los drones FPV interrumpen gravemente los intentos rusos de llevar a cabo asaltos clásicos que involucran grandes cantidades de vehículos blindados e infantería. Incluso en las fases de preparación, las fuerzas rusas sufren pérdidas significativas debido a los ataques de artillería y drones ucranianos en la retaguardia rusa, dejándolos a menudo incapaces de reunir fuerzas suficientes para asaltos coordinados.
Estos desafíos, junto con el relativamente gran pool de mano de obra prescindible de Rusia, hacen que las tácticas de pequeña escala y desgaste sean mucho más efectivas, ya que a los rusos no les importa usar "oleadas de carne" de infantería para obtener ganancias territoriales incrementales. Al despejar posiciones avanzadas y explotar brechas en las defensas ucranianas, estas tácticas permiten a las fuerzas rusas mantener el impulso ofensivo, aunque a un tremendo costo en personal.
Sin embargo, los asaltos en oleadas de Rusia también afectan psicológicamente a los defensores ucranianos, minando la moral, especialmente cuando las comunicaciones fallan. Contrarrestar estas tácticas requiere abordar tanto los desafíos operativos como la presión mental impuesta por la presión continua.
Para contrarrestar las tácticas rusas de pequeñas unidades, los defensores ucranianos deben concentrarse en posiciones fortificadas con campos de fuego superpuestos, obligando a las fuerzas rusas a suprimir múltiples posiciones simultáneamente. Las herramientas clave incluyen ametralladoras, lanzagranadas automáticos y morteros portátiles, que atacan a los grupos que avanzan mientras permanecen ocultos. La vigilancia continua mediante drones y los puestos de observación ayudan a detectar los movimientos enemigos con anticipación, permitiendo ataques preventivos a los rusos que intenten cavar posiciones más cercanas. La coordinación y una comunicación clara son cruciales, con un mando operativo 24/7 que garantice una asignación rápida de recursos y una defensa unificada, permitiendo que las posiciones se mantengan bajo presión sostenida.
Un buen ejemplo proviene de la dirección de Pokrovsk, donde cerca del pueblo de Krasny Yar, la infantería rusa lanzó varios asaltos contra las posiciones ucranianas e intentó avanzar a través de campos abiertos, confiando en características del terreno y refugios urbanos mínimos para romper las defensas ucranianas. Sin embargo, las fuerzas ucranianas contrarrestaron estos asaltos eficazmente con drones Mavic 3, dejando caer proyectiles sobre la infantería rusa que avanzaba. A medida que la infantería rusa seguía presionando, se encontró con caídas sostenidas y precisas de drones ucranianos, diezmando varias oleadas de soldados. El resultado fue una grave merma de las fuerzas rusas, deteniendo su impulso y obligándolas a retirarse.
En general, la táctica de "pequeñas unidades de infantería" demuestra la respuesta pragmática de Rusia a las limitaciones impuestas por las realidades del campo de batalla. Capitaliza los recursos humanos para compensar las deficiencias en el equipo y la coordinación, asegurando éxitos tácticos limitados a un enorme costo humano. Para contrarrestar esta estrategia, Ucrania debe integrar una formación sólida, vigilancia avanzada y poder de fuego preciso. Al atacar sistemáticamente las áreas de preparación y neutralizar las oleadas antes de que puedan abrumar las defensas, Ucrania puede debilitar la dependencia de Rusia de las tácticas de desgaste y mantener la cohesión y el impulso defensivo, superando eficazmente las reservas de mano de obra enemigas.
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