Hoy, discutiremos las pérdidas catastróficas de vehículos blindados sufridas por las fuerzas rusas a lo largo de 2024 a un ritmo cada vez más insostenible.
Las fuerzas ucranianas destruyeron o dañaron más de 3,600 tanques y casi 9,000 vehículos de combate de infantería durante el año pasado, superando las pérdidas totales que Rusia sufrió en los dos años anteriores de la guerra. Esta extraordinaria desgastación ha impactado profundamente las capacidades operacionales de Rusia, obligando a sus fuerzas a adaptarse a una menguante reserva de equipo moderno y a recurrir a soluciones obsoletas.
La dirección de Pokrovsk destaca el impacto devastador de estas pérdidas en las operaciones rusas. Inicialmente, las fuerzas rusas dependían en gran medida de los asaltos mecanizados en este sector, desplegando tanques y vehículos blindados para romper las defensas ucranianas. Sin embargo, las densas líneas de defensa ucranianas frente a la ciudad, junto con la vigilancia constante por drones de día y de noche y tiempos de reacción rápidos, han diezmado las unidades blindadas rusas. Para finales de 2024, las fuerzas rusas en el área de Pokrovsk estaban gravemente debilitadas, con una capacidad reducida para realizar operaciones mecanizadas coordinadas.
A medida que aumentaban las pérdidas, los comandantes rusos comenzaron a reducir el uso de vehículos blindados en los asaltos de primera línea y a buscar otros vectores de ataque. Este cambio no solo obstaculizó sus capacidades ofensivas, sino que también dejó a las unidades de infantería vulnerables, obligando a los soldados a avanzar con protección mínima. Sin suficiente blindaje, las fuerzas rusas no lograron hacer avances adicionales en esta área estratégica vital.
Lo grave de la situación alrededor de Pokrovsk se puede demostrar fácilmente si comparamos las pérdidas rusas de alrededor de 1,800 vehículos blindados con una de las batallas más grandes de la Segunda Guerra Mundial, la batalla de El Alamein, donde ambos bandos perdieron alrededor de 1,500 vehículos combinados.
A medida que las pérdidas de vehículos blindados continúan aumentando, Rusia ha recurrido a soluciones cada vez más desesperadas para compensar. Los informes indican que las fuerzas rusas han comenzado a utilizar scooters eléctricos, motocicletas y vehículos todo terreno durante los asaltos. Aunque estas alternativas pueden proporcionar movilidad, no ofrecen protección a las tropas y las dejan altamente vulnerables al fuego ucraniano. El cambio de asaltos mecanizados a tácticas basadas en infantería y transporte no blindado subraya la desesperación dentro del ejército ruso. Sin la protección de vehículos blindados, el personal ruso enfrenta tasas de bajas significativamente más altas, lo que socava aún más la efectividad de sus unidades en el frente, como se muestra en este video que muestra un grupo de asalto ruso compuesto por camiones regulares y motocicletas viajando hacia la línea del frente.
Otra parte importante de esta crisis radica en la incapacidad de la base industrial de defensa de Rusia para reemplazar el equipo perdido a un ritmo sostenible. A pesar de los esfuerzos por aumentar la producción, Rusia solo puede producir y modernizar entre 250 y 300 tanques al año. Esta producción es ampliamente insuficiente para compensar los casi 3,600 tanques perdidos solo en 2024.
Agravando este problema está la dependencia de los viejos arsenales de la era soviética. Si bien Rusia tiene importantes reservas de tanques más antiguos, como el T-62 y el T-55, muchos de estos vehículos están degradados por décadas de almacenamiento y exposición a los elementos. Además, los rusos ya han tomado primero los que están en mejor estado, por lo que los que quedan probablemente estarán completamente oxidados. Adaptar modelos más antiguos a roles alternativos, como convertir tanques T-72 en vehículos blindados de transporte de personal improvisados, ha dado resultados mixtos. Estos vehículos modificados carecen de las capacidades de los equipos modernos y no son adecuados para las demandas de la guerra contemporánea.
La escasez de vehículos blindados ha alterado fundamentalmente la dinámica de las operaciones rusas. Los asaltos mecanizados, que una vez fueron una piedra angular de la estrategia rusa, ahora son raros. En su lugar, las unidades de infantería se ven obligadas a realizar asaltos de alto costo en bajas con apoyo mínimo, dependiendo de equipos anticuados y soluciones improvisadas. La incapacidad de desplegar suficiente apoyo blindado también ha obstaculizado la capacidad de Rusia para lanzar ofensivas efectivas, lo que eleva las estadísticas, ya que actualmente cada kilómetro cuadrado de terreno capturado cuesta a los rusos 0.6 tanques destruidos, 1.3 vehículos blindados destruidos y ciento cincuenta y cuatro soldados muertos.
En general, la extraordinaria tasa de pérdidas de vehículos blindados en 2024 ha expuesto profundas vulnerabilidades en el ejército ruso. A medida que Ucrania continúa explotando estas debilidades, las fuerzas rusas enfrentan una creciente crisis de capacidades. La dependencia de los viejos arsenales soviéticos y las soluciones improvisadas indica el declive de las capacidades militares rusas, mientras luchan por mantener el ritmo de las operaciones ante la presión implacable de Ucrania. Si las tendencias actuales persisten, la capacidad de Rusia para librar una guerra mecanizada efectiva podría colapsar por completo, con implicaciones profundas para el curso de la guerra.
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