Hoy discutiremos la reciente tregua naval acordada entre Ucrania y Rusia. Analizaremos qué tan realista es en el contexto actual de la guerra naval en el mar Negro y cómo Rusia intenta recuperar el acceso a los mercados internacionales a través de este acuerdo.

Tras las negociaciones en Riad, Arabia Saudita, Rusia y Ucrania han alcanzado una tregua naval en el mar Negro, marcando un raro desarrollo diplomático en la guerra en curso. El acuerdo incluye compromisos de ambas partes para detener las operaciones militares en el mar y proteger la infraestructura portuaria.

Además, Ucrania ha asegurado el derecho a defenderse si Rusia viola el acuerdo desplazando sus buques de guerra más allá del este del mar Negro. La tregua también reafirma el cese de los ataques contra la infraestructura energética, acordado previamente.

Cabe destacar que Ucrania ha llevado a cabo una campaña naval altamente exitosa contra Rusia en el mar Negro. Sin una flota convencional capaz de igualar a la Flota del Mar Negro rusa, la armada ucraniana recurrió a la guerra asimétrica, desplegando drones navales en operaciones a gran escala.

El último avance en este campo ha sido la capacidad de estos drones para lanzar drones FPV en pleno vuelo, lo que permitió a Ucrania ejecutar una devastadora operación de ataques contra los sistemas de defensa aérea rusos en Crimea.

Este tipo de operaciones sofisticadas causaron daños significativos, ya que los drones kamikaze navales también hundieron más de un tercio de la flota rusa en el mar Negro, lo que obligó a Rusia a retirar sus barcos restantes a puertos en el este. Esto representó una importante victoria para Ucrania, ya que la supremacía naval rusa fue destruida por un país que carece de una flota convencional propia.

Sumado a estas capacidades, Ucrania presentó recientemente un nuevo dron naval de alta tecnología recién salido de desarrollo, el "Katran", equipado con torpedos, ametralladoras, cañones automáticos y misiles MANPADS, además de contar con sistemas de guerra electrónica y contramedidas, con un alcance de más de 1.000 kilómetros. Esta tecnología habría consolidado el dominio naval ucraniano alrededor de la península.

Sin embargo, con la tregua en vigor, Ucrania ha acordado detener sus altamente eficaces ataques navales, una importante concesión dado que sus operaciones ya habían obligado a la flota rusa a replegarse y habían devastado las defensas aéreas rusas en Crimea.

Para Rusia, la tregua representa una oportunidad para recuperar el acceso al comercio global, especialmente en los sectores agrícola y de fertilizantes, ya que el país busca desesperadamente sortear las sanciones occidentales y la cada vez más vigilada región del mar Báltico, que ha restringido severamente su capacidad de exportación por rutas marítimas.

En contraste, el mar Negro sigue siendo una alternativa viable. Turquía y Rumanía, aunque aliadas de Ucrania, no han atacado agresivamente los barcos rusos como sí lo han hecho los estados de la OTAN que bordean el Báltico. Rusia espera que la tregua naval le permita a sus buques de carga navegar por el mar Negro y llegar al Mediterráneo con menos interferencias. Esto es crucial, ya que Rusia carece de puertos en aguas cálidas fuera de esta región que no se congelen durante el invierno. Estados Unidos también ha señalado su disposición a facilitar el acceso de Rusia al comercio marítimo internacional a través de sistemas de pago y bancos, que anteriormente estaban completamente bloqueados por las sanciones occidentales.

Por otro lado, las exportaciones ucranianas, en particular los envíos de cereales, han enfrentado constantes amenazas por parte de las operaciones navales rusas. Con una posible tregua, Ucrania podría ver una estabilización en sus rutas comerciales marítimas. La tregua también estipula que Rusia debe detener todos los ataques contra las instalaciones portuarias ucranianas, evitando así que millones de ucranianos sufran bombardeos rusos diarios. Sin embargo, persiste la preocupación sobre si Rusia cumplirá o no con la tregua. Ucrania tiene motivos para ser escéptica, ya que acuerdos similares, como el pacto sobre el grano, han sido repetidamente socavados por la agresión rusa. El presidente Zelenski ya ha expresado dudas sobre si Rusia realmente respetará la tregua y ha declarado que, si se rompe, pedirá a Estados Unidos más armas y sanciones más severas.

En general, la tregua naval es un acuerdo limitado que no significa el fin de la guerra, sino que se alinea con la estrategia estadounidense de lograr ceses al fuego graduales, que eventualmente conduzcan a negociaciones de paz directas. La participación de observadores de terceros países, posiblemente Turquía y Arabia Saudita, podría ayudar a garantizar el cumplimiento del acuerdo.

Si Rusia viola la tregua, Ucrania está preparada para reanudar los ataques y, con sus nuevos drones navales avanzados, su capacidad para contraatacar será más fuerte que nunca.

Comentarios