La dependencia de Rusia de tácticas de desgaste continúa agotando sus recursos y personal, mientras logra avances limitados. Las recientes ofensivas en la dirección de Kurakhove destacan el uso intensivo de ataques en oleadas humanas, a menudo protagonizados por tropas mal entrenadas o heridas, lo que lleva a bajas abrumadoras. Las unidades especializadas, como las de reconocimiento y los operadores de drones, están siendo mal utilizadas como reemplazos de infantería, lo que erosiona las capacidades de combate. Los analistas señalan una disminución significativa en la calidad de las fuerzas de élite rusas, con muchas unidades agotadas y llenas de reclutas mal entrenados. A pesar de las crecientes bajas y los refuerzos limitados, Rusia sigue dependiendo de los asaltos masivos, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de su estrategia a largo plazo.

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