Hoy hay muchas actualizaciones interesantes desde la dirección de Kursk.
Aquí, la ofensiva rusa ha fracasado de manera desastrosa, dejando a sus fuerzas luchando por mantener el terreno mientras las tropas ucranianas continúan ganando impulso. En medio de un creciente descontento, los civiles en Kursk, atrapados en el fuego cruzado, han intensificado sus protestas, obligando a Putin a destituir al gobernador de Kursk en una dramática respuesta a estos fracasos acumulados.
La tercera ola de la contraofensiva rusa en Kursk tenía como objetivo ejecutar una maniobra de pinza hacia Malaya Lokhnya desde dos ejes, con la intención de aislar a un gran número de soldados ucranianos en la parte norte del saliente de Kursk. Las fuerzas rusas buscaron replicar su éxito inicial en Korenevo utilizando unidades mecanizadas de asalto para penetrar rápidamente en la retaguardia ucraniana. Sin embargo, tras casi dos meses de ataques diarios, la ofensiva no logró avances territoriales significativos, y los esfuerzos por capturar Malaya Lokhnya finalmente colapsaron.
Las tácticas rusas involucraban el despliegue de grandes grupos mecanizados de asalto que utilizaban la velocidad de sus vehículos en carreteras pavimentadas para eludir las líneas ucranianas y alcanzar rápidamente posiciones de retaguardia, desembarcando para atacar desde ángulos inesperados. Estas tácticas habían tenido éxito anteriormente, permitiendo a Rusia capturar Zeleni Shlyakh y colapsar las defensas ucranianas al norte. Sin embargo, la naturaleza repetitiva de estos contraataques desde agosto permitió a las fuerzas ucranianas analizar y predecir las estrategias rusas. Este conocimiento les permitió adaptarse y prepararse para la tercera ola de contraataques, reduciendo significativamente su efectividad.
Las fuerzas ucranianas anticiparon correctamente que Malaya Lokhnya sería el próximo objetivo de la ofensiva rusa, lo que les permitió fortificar el área y minar extensamente las carreteras, eliminando de manera efectiva numerosos asaltos mecanizados rusos en los últimos meses. A diferencia del terreno cerca de Korenevo, las rutas hacia Malaya Lokhnya están flanqueadas por posiciones elevadas cerca de Novoivanivka y Pogrebki, lo que dio a los ucranianos una ventaja crucial para detectar y atacar las unidades rusas con artillería. Los drones proporcionaron vigilancia continua para respuestas rápidas. Esta defensa escalonada permitió a los tanques ucranianos interceptar columnas rusas, neutralizando unidades mecanizadas y deteniendo la ofensiva.
Las repetidas oleadas de ataques rusos solo produjeron pequeñas ganancias territoriales cerca de Novoivanivka, donde pequeños grupos de soldados rusos mantuvieron brevemente posiciones. Sin embargo, estas ganancias tuvieron un alto costo, ya que las fuertes pérdidas de tropas y equipos agotaron severamente las capacidades ofensivas rusas, creando oportunidades para contraataques ucranianos. Imágenes de combate de la zona muestran un vehículo de combate de infantería Bradley ucraniano utilizando su cañón automático de 25 mm para suprimir posiciones rusas. Esta supresión permitió que las tropas ucranianas desembarcaran y superaran eficazmente las posiciones rusas, recuperando finalmente el control de Novoivanivka.
A medida que la ofensiva rusa se ralentizaba y se convertía en combates lentos y desgastantes que dejaban destruidos la mayoría de los pueblos de la zona, aumentaba el descontento social entre los civiles rusos, particularmente entre los refugiados de las zonas de conflicto. Los combates desplazaron a casi 150.000 personas, o aproximadamente el 10% de la población de la región de Kursk. Muchos de estos refugiados expresaron su frustración con la administración civil y militar rusa por no proporcionar viviendas y apoyo adecuados mientras estaban desplazados, ya que sus hogares y pertenencias quedaron atrás y estaban siendo destruidos por la batalla en curso.
Putin reconoció que el creciente descontento social entre la población refugiada podría extenderse si la situación, particularmente en relación con la ofensiva y los problemas de vivienda, no parecía estabilizarse. Para abordar esto, destituyó al gobernador de Kursk, Alexei Smirnov, culpándolo del fracaso de Rusia para responder eficazmente a la incursión ucraniana y sus consecuencias, y lo reemplazó con Alexander Khinstein. La destitución se retrasó durante meses mientras el gobierno ruso minimizaba el impacto de la ofensiva ucraniana. Sin embargo, el continuo fracaso para eliminar el saliente de Kursk finalmente obligó al liderazgo político a reconocer la gravedad de la situación y destituirlo de su cargo.
En general, al no adaptar sus tácticas desde los asaltos iniciales, los rusos permitieron a los ucranianos organizar una defensa sólida y contrarrestar eficazmente el enfoque ruso. Esto llevó a que la ofensiva rusa se estancara y no cumpliera sus objetivos, obligando al gobierno ruso a tomar medidas más drásticas, incluida la sustitución del gobernador de Kursk. La destitución de Smirnov pretende ser una solución a corto plazo para aliviar el descontento social. Sin embargo, los problemas subyacentes causados por la incursión ucraniana en Kursk, junto con las luchas civiles en curso, persisten. El continuo fracaso ruso en la región de Kursk probablemente exacerbará estos problemas, aumentando aún más el descontento social.
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