Hoy hay noticias interesantes desde la Federación Rusa.
En esta ocasión, Ucrania lanzó el ataque más grande hasta la fecha contra infraestructuras críticas rusas, apuntando a instalaciones clave para los esfuerzos bélicos y la estabilidad económica de Rusia, utilizando más de 100 drones y misiles en masivos ataques multiofensivos durante una sola noche.
El primer y más significativo ataque fue a una planta de microelectrónica en Bryansk, un activo crucial para la producción militar rusa. Esta planta fabrica microelectrónica para misiles, sistemas de defensa aérea, drones y tecnología de guerra electrónica. Al atacar esta instalación, Ucrania asestó un golpe considerable a la capacidad de Rusia para mantener y expandir sus capacidades militares, especialmente en la producción de armamento avanzado. Esto es especialmente importante debido a que Rusia está bajo sanciones de los países occidentales y tiene acceso limitado a muchas tecnologías. Destruir la capacidad de producción de Rusia causa problemas significativos y ayuda directamente a los esfuerzos de Ucrania para defender a sus civiles y personal militar.
También en Bryansk, los ucranianos atacaron la planta química local que produce componentes para misiles de crucero rusos y municiones para cohetes de artillería lanzados por tubos. La interrupción de la planta afecta directamente la producción de artillería rusa y el suministro de combustible para cohetes. Para hacer esto posible, las fuerzas ucranianas destruyeron dos sistemas de defensa aérea en la región antes de los ataques principales.
El segundo ataque fue al depósito de combustible de la base aérea Engels, lo que marcó una continuación calculada de operaciones anteriores por parte de las fuerzas ucranianas. Este depósito, crucial para suministrar combustible para la aviación a los bombarderos estratégicos rusos utilizados en ataques con misiles contra ciudades ucranianas, fue atacado deliberadamente para agotar las reservas restantes. El momento del ataque fue especialmente estratégico, ya que las fuerzas ucranianas esperaron hasta que las autoridades rusas finalmente apagaron el fuego del ataque anterior, para luego golpear el sitio nuevamente y asegurar su destrucción. Este enfoque meticuloso paralizó la capacidad de Rusia para lanzar ataques aéreos desde esta base por el momento. Para interrumpir aún más esto, las fuerzas ucranianas también atacaron un almacén de bombas planeadoras y misiles de crucero ubicado en Engels, así como la refinería en Saratov, ubicada al otro lado del río Volga.
El tercer ataque de drones ucranianos fue contra una estación compresora de gas en la región de Krasnodar, que es parte del gasoducto Turkish Stream, el cual transporta gas natural desde Rusia a Europa. Este es el último gasoducto rentable que lleva gas ruso hacia Europa y representa una fuente crucial de ingresos para financiar los esfuerzos bélicos del Kremlin. Aunque el nivel de daño es desconocido, y las autoridades rusas afirman que todos los drones fueron derribados con éxito, al atacar esta infraestructura, Ucrania intentó interrumpir las líneas económicas de Moscú, aumentando la presión sobre los países europeos para que reconsideren su dependencia de los suministros de energía rusa.
Los ucranianos también atacaron la planta química Kazanorgsintez en Tatarstán, que produce elementos para vehículos blindados, explosivos y otros componentes militares. Los informes indican daños significativos en los tanques de combustible y la infraestructura cercana, lo que interrumpirá el trabajo de la planta y dificultará aún más la industria de guerra de Rusia.
Como parte de la ola de ataques, los ucranianos atacaron simultáneamente depósitos de petróleo en Almetyevsk y los suburbios de Kazán, una instalación similar en Oryol, una planta petroquímica en Berdyansk, y la planta local de alcohol en Tambov, destruyendo miles de toneladas de combustible y otros materiales valiosos.
Esta operación coordinada combinó misiles y drones para atacar múltiples objetivos clave a través de Rusia en rápida sucesión, abrumando las defensas aéreas. Utilizando misiles ATACMS, Storm Shadow y enjambres de drones, Ucrania demostró una planificación avanzada y precisión. Aunque el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que todas las amenazas fueron interceptadas, las imágenes de daños generalizados contradicen estas afirmaciones, lo que subraya el éxito de la operación en atacar infraestructuras críticas.
En general, esta serie de ataques representa una de las operaciones más grandes y ambiciosas de Ucrania hasta la fecha, combinando ataques con misiles y más de 100 drones desplegados en una sola noche. La escala sin precedentes subraya la avanzada estrategia militar de Ucrania, aprovechando capacidades de ataques profundos para interrumpir las líneas industriales, logísticas y financieras de Rusia. Al atacar simultáneamente instalaciones de producción de misiles, depósitos de combustible para aviación e infraestructura energética, Ucrania no solo está degradando la capacidad bélica de Rusia, sino también exponiendo la vulnerabilidad de sus activos críticos. Estos ataques coordinados dificultan significativamente la capacidad de Moscú para reponer su arsenal y amenazan importantes flujos de ingresos de las exportaciones de energía, amplificando la presión sobre el liderazgo ruso.
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